El proyecto del Catálogo Colectivo de Marcas de Fuego, fundado por la UDLAP (a través del CIRIA y la Biblioteca Franciscana) y la BUAP (a través de la Biblioteca Lafragua), es una iniciativa para que dichas instituciones y cualquier otra que quiera incorporarse al proyecto, puedan publicar el tipo de marcas de fuego que tienen en sus fondos antiguos.
La marca de fuego se define como una señal carbonizada colocada principalmente en los cantos de los libros mediante un instrumento metálico candente. A la fecha se valora como un testimonio histórico distintivo que permite identificar a las instituciones y particulares que se valieron de ellas; como evidencia de haber sido los poseedores de ciertas colecciones bibliográficas. [Catálogo Colectivo de Marcas de Fuego, 2010].
Aunque las marcas de fuego resultan interesantes, por lo mismo de su aplicación, muchas pueden notarse como monogramas de trazos simples – "cuasi serifos" por decirlo así. Los que formamos el comité del proyecto, consideramos en cierto momento asociar la identidad visual con una "marca de fuego particular". Sin embargo, decidimos que sería mejor una solución que evoque a "algo antiguo" sin caer en la obviedad de la marca, considerando la morfología tipográfica como elemento distintivo.
Y es que el asunto fuerte de la marca: es lograr su construcción de forma que sea armoniosa y aplicable como símbolo de una identidad visual.
Unas muy buenas referencias que conseguimos fue de "Escuela Paleográfica" de AndresMerino de Jesucrito, libro que data de 1780. Miembros del comité propusieron que la 'M' y la 'F' deberían tener un carácter protagónico, funcionando como "símbolo" dentro del imagotipo, convirtiéndose de ser posible en una fusión de 'MF' por "Marcas de Fuego".
Una vez determinada la "MF" seleccionada, mi participación activa, estuvo en el ajuste de las curvas y la presentación de diferentes arreglos con la propuesta. Mi aprendizaje en este proceso fue cuidar esa sensación caligráfica, resaltar que la 'M' efectivamente es una 'M' e incorporar ese detalle que evoca al gancho de una 'F', entender cómo es el ritmo en los trazos y dónde es necesario romper las reglas.
Esta es la presentación que presenté al comité de dicho proceso:
El arreglo que seleccionamos al final fue el siguiente:
Con esta experiencia tuve la oportunidad de analizar y ver la riqueza de los trazos caligráficos. Es difícil expresar la exquisitez de un trazo, pero creo ahora que cuando conectas mentalmente cómo era la "punta" de la pluma más la forma del trazo, puedes tener una idea de cómo se da la fluidez en la mano y muñeca durante la escritura (sobretodo en mi caso que me considero un neófito caligráfico), lo cual hace que disfrutes y aprecies esta habilidad.
En cuanto a la parte humana del proceso, confirmé este asunto de que al ser el diseño visual una capacidad sustentada en la alfabetización visual (por lo que vemos) y posible de ejecutar prácticamente por cualquiera (porque al menos podemos manipular una herramienta de trazo o escritura), es natural que todos quieran anteponer su punto de vista sobre cómo debería ser un logo. Lo interesante aquí es escuchar y entender qué se comenta, por qué se comenta y reconocer el alcance o límite del conocimiento en el que se basan los comentarios/toma de decisiones; y aún más, que al trabajar en comité, la democracia juega un papel fundamental para llegar a acuerdos y concluir con los objetivos.